La otra tabla de posiciones: silencio, desorden y desafección
Por qué el fútbol dominicano está entrando en crisis (y cómo salir)
En la cancha, la Liga Dominicana de Fútbol (LDF) ha entregado partidos vibrantes, goles a raudales y estadios que, cuando se activan, suenan como calderas. Fuera de ella, sin embargo, crece una tormenta silenciosa: clubes que no hablan, cobertura informativa bloqueada, afición desmovilizada y marcas que dudan. Todo eso no es ruido: es síntoma de crisis.
Este artículo parte de una conversación real —sin nombres propios— que resume bien el malestar actual: varios clubes se niegan a atender a la prensa; entrevistas confirmadas se caen a última hora; técnicos que “se esconden”; departamentos de comunicación que no devuelven llamadas. El resultado es un círculo vicioso: menos información → menos conversación → menos interés → menos taquilla y menos patrocinio.
1) La crisis de comunicación: cuando el off the record se vuelve regla
- Silencio como política. Se mencionan casos concretos de instituciones que “se niegan de lleno a hablar con los medios”. Ese cerrojo no solo frustra a periodistas; empobrece la narrativa del torneo y la reduce a resúmenes y alineaciones.
- Entrevistas fantasma. Citas pactadas que se cancelan minutos antes minan la credibilidad del ecosistema. La industria del deporte vive de ritmo y acceso: sin acceso, el relato muere.
- Efecto dominó. Sin historias, las redes “hablan menos de fútbol”; sin conversación, la gente deja de ir; sin gente, las marcas se bajan. No es teoría: es el guion de todas las ligas que han retrocedido.
Conclusión: En 2025, negar el acceso no protege: invisibiliza.
2) Gobernanza y operación: cuando el día de partido no se parece a un producto
- Protocolos que cambian sobre la marcha (ruedas de prensa que no se realizan, zonas mixtas que no se habilitan, listas de prensa improvisadas).
- Mensajes contradictorios desde clubes y liga ante polémicas o suspensiones; el vacío lo ocupa el rumor.
- Formación pendiente en comunicación de crisis, vocería y manejo de medios para dirigentes, cuerpos técnicos y futbolistas.
Conclusión: Una liga es tanto su fútbol como su puesta en escena y su capacidad de explicar lo que pasa.
3) La afición y el mercado: el costo del silencio
- Caída de la conversación orgánica. Si el torneo no genera entrevistas, historias, datos y rostro humano, la agenda digital se mueve hacia otros temas.
- Estadios con altibajos. La liturgia del domingo pierde fuerza si el producto no es visible y cercano.
- Patrocinio en pausa. Las marcas invierten en alcance, reputación y activación; sin visibilidad ni relato, la ecuación no cierra.
Conclusión: La comunicación no es un añadido; es parte del activo que se vende.
4) Diez medidas inmediatas (de bajo costo y alto impacto)
- Reglamento de Medios vinculante:
- Rueda de prensa obligatoria pre y post partido (DT y 1 jugador).
- Zona mixta de 15–20 min. con señalización y seguridad.
- Sanciones progresivas por incumplimiento (advertencia, multa, pérdida de localía deportiva en reincidencia grave).
- Calendario de contenidos LDF–clubes (mínimo común): previa con declaraciones, parte médico, notas de color, datos del partido, video-resumen y clip de declaraciones en menos de 60’ post-juego.
- Oficial de prensa de partido (match media officer) designado por la liga para asegurar protocolos y actuar de enlace prensa–club–árbitros.
- Capacitación semestral para portavoces (DT, capitanes, jefes de prensa): vocería, manejo de crisis, redes y derechos/obligaciones.
- Acreditación digital única para toda la temporada y ventana de solicitud estandarizada (48–72 h). Transparencia de cupos.
- Guía de crisis y suspensiones: times & lines.
- Quién informa, en qué plazos y por qué canales.
- Minuta pública tras hechos polémicos (arbitraje, disciplina, clima).
- Data accesible y en vivo: alineaciones, xG básico, mapas de tiro, rachas y milestones. La estadística sostiene relatos y prensa.
- Fan experience mínimo en cada sede: señalética, cronograma en pantallas, activaciones de medio tiempo, punto foto, venta cashless o fila rápida.
- Programa editorial de la LDF: show semanal en vivo (30–40 min.) con voceros, análisis y reportajes; sindicación a TV abierta y plataformas.
- Mesa de industria trimestral (Liga–clubes–televisión–patrocinadores–medios): métricas, compromisos y ajustes. Lo que no se mide, no mejora.
5) Responsabilidades compartidas (pero distintas)
- Liga: fijar estándares, fiscalizar, sancionar y contar el torneo.
- Clubes: abrir, profesionalizar y humanizar (rostros, historias, comunidad).
- Medios: cumplir reglas, elevar el nivel (contexto, dato, respeto) y evitar la trinchera.
- Árbitros y comisiones: publicar criterios y reportes breves; menos hermetismo, más pedagogía.
- Afición: exigir con la billetera y con la voz, pero también cuidar el espectáculo.
6) Qué se gana si se hace (rápido)
- Recuperar conversación (y con ella, taquilla).
- Mejorar el valor comercial del producto para televisión y marcas.
- Subir el listón competitivo: cuando hay luz, todos rinden cuentas.
- Blindar el futuro: la LDF debe ser un bien público–privado con reglas claras, no una suma de voluntades.
Epílogo: El castillo y sus cimientos
Alguien lo dijo con crudeza: “Si no se hace algo, el castillo se puede caer y es un perjuicio para todos.” No es dramatismo: el fútbol dominicano está a tiempo de corregir. La pelota rueda; lo que falta es abrir puertas, profesionalizar rutinas y respetar al aficionado. La buena noticia es que casi todo lo anterior cuesta más decisión que dinero.
Si se ordena la conversación, vuelve la gente.
Si vuelve la gente, vuelven las marcas.
Y si vuelven las marcas, el fútbol crece.
Ese es el partido más importante que tenemos que ganar. Ahora.
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